Ana Soria con mascarilla

Ana Soria se rompe al recibir el golpe definitivo de la ex de Enrique Ponce

Ana Soria tiene que acatar las cláusulas que figuran en el acuerdo de divorcio de su novio

Ana Soria no tenía ni idea de lo que se le venía encima cuando decidió apostar por su relación con Enrique Ponce. Las redes sociales jugaron un papel fundamental en el inicio de su relación amorosa.

Ana es una gran aficionada a los toros y a través de Instagram empezó a expresar su admiración por Ponce y a darle like a sus fotos. A Ponce le sorprendió la admiración de aquella chica y al cabo del tiempo se conocieron.

El resto es la historia de la ruptura de un matrimonio aparentemente consolidadísimo y con dos hijas en común.

Enrique Ponce y Ana Soria sonrientes en la calle
Enrique Ponce y Ana Soria, enamorados y felices | Instagram: cfans_ana

Ana y Enrique vivieron una primera etapa de amor en la que exponían a diestro y siniestro su relación. Fotos, comentarios, videos juntos, portadas de revista... 

Mientras la pareja vivía su amor con frenesí y pasión adolescente, la todavía mujer del torero, Paloma Cuevas, se recluía en su casa con hijas. Paloma, Palomita y Blanca veían como su marido y padre bebía los vientos por la joven Ana, sin filtros y a lo loco.

Ana Soria se queda sin lo que más quería

Paloma tomó cartas en el asunto y ahora se ha sabido el papel que jugó en la desaparición de Enrique y Ana de la vida pública. Varios medios de comunicación aseguran que ha sido Paloma la que ha obligado a Enrique a cerrar sus redes sociales.

Entre las cláusulas del divorcio hay la de evitar la actividad en redes de Ponce con Ana Soria mientras sus hijas sean pequeñas.

Enrique Ponce y Paloma Cuevas
Paloma Cuevas ha puesto una serie de condiciones a Ana Soria y a Enrique Ponce | GTRES

Ponce acató y a Ana Soria no le ha quedado otro remedio que hacer lo mismo si quería seguir con el diestro. Enrique Ponce eliminó toda referencia personal de su página web, dejando solo lo estrictamente profesional.

El veto familiar a Ana Soria

Enrique Ponce contó en su momento que su relación con Ana empezó cuando ya estaba separado de Paloma Cuevas. El entorno de Paloma lo niega y siguen considerando que Enrique la engaño. De hecho, creen que les engaño a todos por lo que siguen sin aceptar a su nueva novia.

Las que peor siguen llevando que el matrimonio ya no exista son las niñas, que no han querido conocer todavía a Ana. Enrique sí querría presentarles a sus hijas su novia, para normalizar la situación, pero ellas se niegan a conocerla. 

De hecho, se celebró la comunión de Bianca, la benjamina de la pareja y fue la primera ocasión tras la tormenta en que Ponce y Cuevas aparecieron juntos.

Fue una fiesta maravillosa y ambos hicieron gala de cordialidad y educación. Sin embargo, Ana Soria no apareció por allí. Era otra de las condiciones que había sobre la mesa para reconducir la situación. 

Ana tuvo que aceptarlo y no pudo acompañar a su novio en un día tan especial como la comunión de su pequeña.

Las obligaciones a las que Ana y Enrique tienen que hacer frente

Entre las cláusulas que supuestamente hay en el convenio de divorcio del que se hacen eco varias publicaciones, hay otra obligación para Ponce y Ana. Ninguno de los dos puede hablar de la relación en los medios de comunicación.

Ante tal avalancha de obligaciones contractuales, Ana Soria ha cambiado de estrategia. Ahora está plenamente centrada en sus estudios de Derecho y ha optado por la discreción.

Ella y Enrique Ponce siguen avanzando en su relación pero en la intimidad de su casa. Atrás quedan publicaciones como esta:

A Ana le ha costado bastante dejar las redes sociales. Tiene 24 años e Instagram es prácticamente una forma de vida a esa edad.

No obstante, ha demostrado que lo suyo con Enrique Ponce es amor de verdad. Se ha apartado de la vida pública y acepta estoicamente lo que su novio le pide con el fin de que su romance siga viento en popa.

Ahora que Enrique Ponce tiene pensado volver a los ruedos es posible que los medios vuelvan de nuevo a prestarles más atención.

Ana tendrá que encontrar el equilibrio para que sus fotos apoyando a Enrique frente al toro no sean de nuevo carne de habladurías y especulaciones.