Raphael ha tenido una vida colmada de éxitos, en todos los sentidos.
Además de su espectacular carrera profesional, Raphael tiene muy claro que el otro pilar fundamentales en su vida es su familia. Desde que conoció a su mujer, el cantante no se ha separado de ella en ningún momento.
Pero, al contrario de lo que todos pueden pensar, la vida de este matrimonio no ha sido fácil. En todos estos años, el de Linares y su esposa han tenido que lidiar con varios problemas, pero siempre han permanecido muy unidos.
A pesar de que Raphael es uno de los artistas más importantes del panorama musical español, su intención nunca ha sido eclipsar la figura de su mujer. Y es que, mucho antes de comenzar su relación con el artista, Natalia Figueroa ya era una mujer conocida en nuestro país.
Pertenece a una de las familias aristócratas más relevantes de España. Es hija de Agustín de Figueroa, marqués de Santo Floro, nieta del conde de Romanones y bisnieta de Alonso Martínez.
"Natalia tiene hoy una de las más acusadas personalidades del mundo artístico español. Su sola presencia garantiza el éxito. Escribe con una prosa poética y moderna, al margen de todas las excentricidades. Habla en televisión con sencillez y claridad", describió el diario ABC en su momento a la esposa de Raphael.
Ahora, y aprovechando la celebración de los 60 años de su carrera musical, el artista ha hablado sobre un problema con en el que su mujer ha tenido que luchar durante años.
Raphael y el orgullo que siempre ha sentido por su familia
Raphael está muy orgulloso de su esposa, tanto es así que siempre la ha apoyado con un problema que ha tenido que sufrir durante años.
Durante toda la historia, la figura de la mujer siempre ha permanecido en un segundo plano y eso es algo que la periodista no lograba entender.
Y es que, a pesar de pertenecer a una de las familias más importantes de la aristocracia de nuestro país, la nieta de conde de Romanones consideraba que no estaba recibiendo el trato que se merecía.
A finales de los años 80, comenzó a surgir en España un movimiento llamado 'revolución nobiliaria'. En él, varias mujeres primogénitas de la aristocracia nacional decidieron luchar para conseguir los títulos nobiliarios que les correspondían por nacimiento y que habían ido a caer en manos de sus hermanos menores.
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En 1987, se declaró inconstitucional la preeminencia del varón sobre la mujer en la sucesión nobiliaria. Fue en ese momento en el que la mujer de Raphael decidió reclamar lo que era suyo.
El prematuro fallecimiento de su hermana mayor la convirtió en primogénita, pero su hermano pequeño se empeñó en que el marquesado de Santo Floro debía heredarlo él.
Pero esta comunicadora no estaba dispuesta a dejar de luchar. Cansada de las imposiciones masculinas, la mujer de Raphael dio un golpe sobre la mesa y decidió acudir ante la Justicia para reclamar legalmente lo que le pertenecía.
La lucha en la que Raphael también se ha involucrado personalmente
En 1992, y tras esta favorable sentencia, la periodista consiguió que la Audiencia Nacional fallara a su favor y otorgó el marquesado de Santo Floro a la hermana mayor de Agustín Figueroa. Aunque tuvo que esperar hasta el 2006, cuando el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó la ley de igualdad de sexos, para firmar su título.
Gracias a la lucha de mujeres como Figueroa, otros rostros conocidos de la aristocracia española como Carmen Rossi, Ágatha Ruiz de la Prada, Mercedes Milá, Ana Medina o Almudena de Arteaga, pudieron reclamar los suyos con posterioridad.