Irene Rosales es una especie de mujer coraje con su marido, Kiko Rivera. Desde que empezaron su relación en 2014, la sevillana ha estado al lado de Kiko, a las duras y a las maduras.
Ha aguantado infidelidades, adicciones, desplantes y polémicas familiares de su pareja. Lo ha hecho por amor a Kiko y a las dos hijas que tienen en común, Ana y Carlota. Irene Rosales, siempre discreta e intentando alejarse del foco mediático, ha ido sobrellevando los problemas de su marido como ha podido.
Han tenido sus crisis, lógicamente. Alguna incluso ha llevado a Irene a pensar en el divorcio. No obstante, ha hecho de tripas corazón y ha seguido adelante, cuidando siempre de Kiko.
Preocupación por Isabel Pantoja tras tomar una drástica decisión que cambiará su vida
El hijo de Isabel Pantoja, a sus 38 años, está bastante delicado de salud. A pesar de su juventud, son muchas las dolencias que tiene e Irene acaba de confirmar el último problema físico del Dj.
El dolor que aqueja a Kiko Rivera inquieta a Irene
Irene y Kiko, junto a sus niñas, han pasado una semana de ensueño en República Dominicana. En plena polémica familiar, con la depresión de su suegra y la herencia de su marido, Irene ha hecho las maletas y ha puesto distancia con los conflictos.
Playa, piscina, relax y mojitos. Además Kiko, también pinchó su música en una de las piscinas del hotel en el que se hospedaban. La vuelta a la realidad española, tras estos días de descanso, ha sido bastante dolorosa para la pareja.
Lo decimos en sentido literal, no figurado. Kiko llegaba de Punta Cana para trabajar. Nada más llegar al aeropuerto, bronceados y "muy bien, muy a gustito", según Irene, Kiko ponía rumbo a Asturias, donde tenía un concierto programado.
Tan bien llegaron del Caribe que incluso la muleta que habitualmente usa Kiko para andar, cuando le dan los ataques de gota, estaba en el carro de maletas, junto al resto de equipaje.
"Vengo mejor con la rodilla, que es lo más importante. Han sido muchos meses con muletas y ahora ya estamos mejorcito".
La alegría le duró poco a Irene y a Kiko. Tras el concierto en Belmonte de Miranda, los dolores volvían al cuerpo de Kiko. Y la preocupación, a la mente de Irene
"Estoy jodido", la frase que Irene teme oir
Tras el concierto en este pueblo asturiano, Kiko salió tocado. Al día siguiente, lo explicaba recién levantado, a las 12:23 del mediodía. "Desde que llegué a España me duele otra vez la rodilla. No sé si es el 'puto' clima de aquí del norte o no sé que es".
Según Rivera, "es una especie de artrosis y estoy jodido. Con lo bien que he estado yo estos días, no me ha dolido absolutamente nada. Llego a mi maravilloso país y se me pone la rodilla 'bimbá'.
Tras la actuación, Kiko regresó a su casa en coche, en un viaje de ocho horas de duración. Llama la atención que Kiko viaja solo, en su coche, o por lo menos, así lo parece por las publicaciones en sus redes sociales.
Lejos quedan los tiempos en los que el marido de Irene Rosales, con una gran discográfica detrás, contaba con muchos más medios para sus actuaciones. Ahora Kiko trabaja por su cuenta y eso se traduce también en que se autogestiona la logística de los conciertos.
Irene Rosales, muy pendiente de las dolencias de su marido
Irene Rosales apoya a Rivera incondicionalmente. Además del apoyo emocional, Irene ha estado a su lado siempre que el Dj se ha encontrado mal. Son muchas sus dolencias: Tiene gota, diabetes, dolores musculares y artrosis.
Además, durante mucho tiempo ha padecido adicciones, de las que ya está curado y otro de los problemas contra los que Kiko lucha es el sobrepeso.
Irene, que se cuida mucho más que su marido, es su pilar fundamental.