No es ningún secreto que la infanta Cristina no pasa por su mejor momento. Cada vez se hace más notable que la separación de Iñaki Urdangarin la ha dejado muy tocada.
Lo que más le habría dolido a Cristina es toparse tanto con el rechazo de su hermano, el rey Felipe, como también de la que fuese su suegra, Claire Liebaert.
La madre de Iñaki parecía estar muy unida a la infanta, aunque ahora todo indica que ella también le ha dado la espalda.
Al preguntarle, Claire afirmaba con rotundidad que todavía no conocía a Ainhoa Armentia, la nueva pareja de su hijo, pero queda claro que acepta su decisión.
Mientras que, por otro lado, Felipe se ha negado a tenderle la mano a su hermana, queriendo alejarse de cualquier tipo de escándalo.
Ya en su momento decidía romper cualquier lazo de unión con la infanta e Iñaki tras la explosión del caso Nóos. Esta decisión parece inamovible pese al divorcio de la pareja.
Eso, sumado al gran revuelo que se ha generado en torno a cualquier paso que pudiesen dar, ha provocado que veamos a Cristina más apagada que nunca.
La exduquesa de Palma ha tomado la decisión de volver a Barcelona, y es que no quería perderse el debut de su hijo Pablo con el Barça en la Champions.
Así, llamaban mucho la atención su rostro apagado y la evidente pérdida de peso que ha sufrido. No cabe duda de que las últimas semanas le han pasado factura, aunque ella intenta mantenerse fuerte.
A pesar de llevar puesta la mascarilla, las ojeras de Cristina eran más que evidentes, además de su preocupación.
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La infanta Cristina deja a un lado la tristeza para apoyar a su hijo
Vestida completamente de negro, podía verse como bajaba constantemente la mirada y centraba su atención en el móvil.
Aunque, por suerte, la infanta no está del todo sola, y es que contaba con el apoyo de unos amigos con los que compartió confidencias e intentaban animarla.
Además, se llevaba una gran alegría tras presenciar la victoria del equipo barcelonés, que celebraba con aplausos.
Y tras el partido, mostraba lo unida y orgullosa que está de su hijo, felicitándole con un cariñoso beso.
No es para menos, ya que Pablo ha demostrado una gran entereza en todo momento, e incluso atendía con tranquilidad a los medios.
El joven no dudaba en dar la cara por su familia, y aseguraba que iban a seguir estando unidos pese a todo.
Queda claro que Cristina ha optado por refugiarse en sus hijos, a los que dedica toda su atención. Mientras que, por otro lado, Iñaki también va dando grandes pasos de cara a su futuro.
El exduque de Palma también habría decidido volver a Barcelona, donde está haciendo un curso de entrenador de balonmano para entrenar a los juveniles.
Algo que le alejaría de su nueva pareja y del bufete de abogados en Vitoria, donde ha estado trabajando estos últimos meses.
Tras obtener la libertad condicional, el mayor deseo de Urdangarin sería volver a la ciudad condal. Lo que "representaría un paso previo a la apertura de una firma de 'coaching'".
Y también con la intención de apoyar a su hijo Pablo, que ha seguido sus pasos en el Barça de balonmano.
Mientras que la intención de Ainhoa Armentia sería continuar en su actual puesto de trabajo de analista contable. "Se trata de una de las empleadas mejor consideradas", aseguran. "Ha mantenido su nivel laboral a pesar de la exposición pública".
De todas formas, la infanta y su todavía marido parecen haber quedado en buenos términos por el bien de sus hijos. Ella está obligada a cumplir con el acuerdo de separación y proporcionarle 5.000 euros mensuales.