Lidia Torrent se ha hecho un hueco en la pequeña pantalla tras triunfar en First Dates.
Pese a no ser su primer trabajo en televisión, el formato presentado por Carlos Sobera sí ha sido el responsable de catapultarla a la fama.
Antes de eso, Lidia había empezado su carrera haciendo sus primeros pinitos como modelo e imagen de marca en distintas campañas publicitarias.
También formó parte de programas como El debate de GH 15, Pecadores o Campanadas del amor al mismo tiempo que cursaba la carrera de Publicidad, Marketing y Relaciones Públicas.
Con tan solo 27 años de edad, la joven catalana ha sabido compaginar la formación y el trabajo, apostando siempre por su carrera televisiva, pero sin renunciar a los estudios. Una decisión que es tan solo una muestra de su gran madurez y sentido de la responsabilidad, el cual tiene desde que era una niña.
Lidia Torrent revela el episodio de su pasado que le ha condicionado la vida
Desde muy pequeña, Lidia Torrent parece estar destinada a seguir los pasos de su madre, Elsa Anka, una conocida modelo que fue muy popular en los años 90. Con ella mantiene una relación muy estrecha que se ha reforzado con el paso del tiempo, llegando a sentirse prácticamente como amigas.
"Tenemos un vínculo muy especial. Hemos crecido juntas, hemos sido una familia de tres. Somos un poco espejo y reflejo la una de la otra, y, aunque tengamos nuestros desencuentros, somos muy cómplices. A veces bromeamos diciendo que debimos de ser hermanas en otra vida", aseguraba en una entrevista concedida a El País en febrero del año pasado.
La joven y su hermano menor, Miguel Torrent, son fruto de la relación que tuvo la destacada modelo con Miquel Torrent. Ambos estuvieron casados durante 6 años, poniendo punto y final a su matrimonio en el año 2002.
Por aquel entonces, Lidia tuvo que hacer frente al difícil divorcio de sus padres cuando era tan solo una niña.
Lidia Torrent se sincera sobre el divorcio de sus padres cuando era solo una niña
Sin ninguna intención de hablar del divorcio de sus padres como algo negativo, Lidia ha querido sincerarse sobre un episodio que le ha cambiado la vida.
Se trata de un suceso que le ha formado como persona y le ha condicionado la vida hasta el día de hoy. No solo por el trauma que genera para cualquier menor de edad el abandono de su padre, sino por la responsabilidad que tuvo que asumir tras la separación.
"Vivo en este mundo, pero, sí, soy un poco viejoven, me lo dicen mis amigos. A ver, no soy un muermo de persona, pero sí hiperresponsable, salvadora, cuidadora. Mis padres se separaron cuando yo tenía 12 años, mi madre trabajaba y tuve que cuidar de mi hermano pequeño, llevarle a clases, estar para él. Adquirí responsabilidades que no me correspondían y eso me ha hecho ser muy consciente de todo", señalaba en la misma entrevista.
Quizás esa responsabilidad adquirida cuando era muy pequeña ha sido la clave para su éxito en televisión. Su perseverancia y su profesionalidad siempre han estado presente. Incluso cuando su inseguridad y su falta de amor propio le dificultaba la labor de estar al frente de las cámaras.
"Llevo muy mal ser el centro de atención. Y es algo que he ido trabajando mucho tiempo en terapia, porque en el momento en que siento eso, tiendo: bueno, tendía, a hacerme pequeñita. He tenido que florecer por dentro para mí para poder florecer por fuera. Tendía a hacerme una lenteja. Por eso, el piropo que más puedo valorar es el de que soy una persona interesante, es del único que presumo", añadía en sus declaraciones a El País.