En los últimos días, todos los medios tienen puestas las miradas en el entierro del exrey Constantino II de Grecia, el que fue cuñado de Don Juan Carlos. Sin duda alguna, la pérdida del último rey de los helenos ha sido un duro golpe para muchos miembros de la Casa Real Española, pues le tenían en alta estima.
Para suerte del padre de la Infanta Cristina, lo cierto es que fue permitido viajar desde Abu Dhabi a Grecia para darle el último 'adiós' al hermano de Doña Sofía. Y, aunque se trató de una ocasión especial, el rey emérito no se olvida de cuál es su dura realidad.
Una realidad que el mismo Juan Carlos explicó en las páginas de la obra Mi rey caído, la biografía que le escribió la autora Laurence Debray.
El duro testimonio de Don Juan Carlos
Ya han pasado dos años desde que Don Juan Carlos puso rumbo a Emiratos Árabes Unidos y en contadas ocasiones ha salido de ese país. Y es que cada vez que regresa a España, el marido de Doña Sofía se gana un sinfín de críticas por parte del pueblo.
Es preciso recordar que el padre del rey Felipe VI no le quedó más remedio que marcharse un 3 de agosto de 2020 al extranjero debido a todas las polémicas que lo apuntaron directamente. No solo fue juzgado por algunos comportamientos que tuvo en su vida privada, sino también por actividades financieras que le hicieron estar en el verdadero ojo del huracán.
Desde luego, el mismo Don Juan Carlos siempre ha sido muy consciente de esta realidad. Tal y como aseguró en su biografía Mi rey caído, pese estar alejado de sus seres queridos y haber conseguido una mala imagen, lo cierto es que intenta sobrellevar los golpes que le da la vida de la mejor manera posible.
En este libro, Don Juan Carlos también confesó que el verdadero motivo por el que se fue de España no fueron las miles de críticas que le llovieron, sino otra razón. Y es que el padre de la Infanta Elena le preocupaba "estorbar".
"Por eso se fue. Era una manera de desaparecer en las arenas del desierto", decía Debray, su biógrafa. Por otro lado, a pesar de que confesó que "nunca pensaba en la muerte", ahora, con mayor motivo por el fallecimiento de Constantino II de Grecia, Don Juan Carlos la tiene muy presente.
No quiere que se acabe cumpliendo uno de sus mayores temores, que es morir exiliado. "Morir en el exilio debe de ser lo peor que le puede suceder a un hombre… A veces me estremezco pensando en lo que mi padre debió de sufrir", explicó en su momento.
Así es, Juan Carlos siempre ha confesado que no quiere que se repita esta misma historia, la cual muchos la han comparado con la que vivió su padre Juan de Borbón. "Mi exilio no tenía nada en común con el de mi padre. Yo había nacido exiliado. Nunca había conocido mi país", reveló por aquel entonces.
"No podía añorar lo que añoran siempre los, exiliados, esas cosas que no se escriben con mayúsculas. Pequeñas cosas tan importantes como la vida misma: colores, olores, voces familiares, cosas que se comen y se beben en el propio país y en ninguna otra parte".
"Mi padre había nacido en España, había pasado aquí su infancia y una parte de su juventud. Sabía muy bien lo que había perdido. Su añoranza era real. Yo no tenía añoranza, solamente esperanza".
La soledad que atormenta a Don Juan Carlos
En estos momentos, Don Juan Carlos no puede evitar verse reflejado en su padre, pues su actual situación es muy similar a la que por entonces tuvo que vivir este último. De hecho, al igual que él, está experimentando lo que es la verdadera soledad.
"Aprendí mucho de su sufrimiento. Gracias a él, de algún modo me inmunicé contra el miedo a derrumbarme ante la idea de lo que un día u otro se me vendría encima. Y comprendí muy pronto que el silencio es un valor seguro…", zanjó Don Juan Carlos.
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