Sofía Suescun se ha adaptado bastante bien a su vida lejos de la televisión.
No le ha quedado más remedio que hacerlo, pasado el tiempo en que Suescun era la rutilante estrella de Telecinco. Ganadora de dos realities, la joven estaba en todas las salsas y no había plató que se le resistiera.
Además de hacerse famosa ella, popularizó también a su madre, Maite y a su hermano Cristian y todos los trapos sucios familiares se fueron dirimiendo ante las cámaras.
Sofía estaba imparable y además de la televisión, manejaba también las portadas de las revistas a su antojo. Lecturas se convirtió en su medio de referencia para desentrañar todos los secretos de su familia. Siempre vía cheque de por medio, claro.
Su debut presentando en Telecinco no funcionó y sus aires de grandeza y exigencias hicieron que Telecinco se cansara de ella. O ella de Telecinco, nunca ha quedado claro. La cuestión es que un día se fue y nunca más ha regresado.
Ha tomado el relevo su pareja actual, Kiko Jiménez. El ex de Gloria Camila Ortega sí es un rostro habitual en televisión, mientras que Sofía se dedica a adecentar su lujoso chalet. También es muy activa en Instagram, con decenas de colaboraciones y campañas publicitarias y deja verse poco en los actos públicos y fiestas.
Ha dado un giro radical a su imagen pública y quiere centrarse en ser influencer, sin más. Tiene 1,3 millones de seguidores en Instagram y forma parte del catálogo de influencers de la empresa de Dulceida.
Pese a su vida actual, no siempre ha sido todo tan de color de rosa.
Algo que ha contado ampliamente y que sigue atormentándola es la relación con sus progenitores. Así pues, uno de los aspectos más controvertidos con los que Sofía se ha enfrentado ha sido la separación de sus padres. Más concretamente, ella ha puesto a caer de un burro a su padre, Carlos.
Sofía se sinceraba en Lecturas y en GH VIP sobre su infancia. "A pesar de mi corta edad, tenía 6 o 7 años, tengo las imágenes guardadas en el cerebro. Puede que todo ese mal que mi padre hizo a mi madre haga que tenga esa desconfianza con los chicos, miedo de que me pueda pasar a mí, porque ya sé lo que es".
Sofía asegura que su padre, una vez ya separado de su madre "me recogía borracho en el coche y el plan era ir a otro bar a seguir poniéndose más borracho. Yo salía del bar y me tumbaba en un banco a esperar".
Ese es uno de los motivos por los que Sofía aborrece el tabaco y el alcohol. "Ese alcoholismo era el que le llevaba a ser agresivo y a pegar a mi madre. A mí nunca me ha puesto una mano encima".
Según Sofía, estas no eran las únicas adicciones de su padre: "tengo la imagen grabada de cómo gastaba el dinero en la máquina tragaperras". Además afirma, en relación a su madre que "el maltrato que sufrió desde que la dejó embarazada, esa falta de amor que ha tenido siempre, es el detonante de que ella sea así".
La influencer asegura que el momento más feliz de su vida fue con 15 años, cuando le dieron permiso para no tener que ir más con su padre.
"Por fin me escucharon. Conforme iba cumpliendo años entendía que me hacían ir con una persona que pegaba a mi madre y casi la mataba. Me obligaban, venía la policía a casa a buscarme".
Hoy en día Sofía sigue sin tener ningún tipo de relación con su padre. No así su hermano Cristian, que vivió con su padre entre los 16 y los 30 años. Eso le alejó de Maite y de Sofía durante muchos años, provocando que Maite acabara renegando de él y considerándolo un "fracasado", pues le recordaba mucho a su expareja.
La televisión volvió a unirles, especialmente Supervivientes, espacio tras el que se reconciliaron. Ahora Cristian vive cerca de ellas y se ven a menudo. Tal como contó en el reality, su padre "pasa de todo".