Ana Obregón ha hecho saltas todas las alarmas al publicar una carta que deja en evidencia el mal momento que está atravesando. Se ha dado cuenta de que la única medicina que funciona es el amor de su familia y el respeto del público. Se niega a ponerse en tratamiento, pero recibe las muestras de cariño con un gran entusiasmo.
Ana Obregón confesó que no iba a pasar la noche del 24 de diciembre en familia porque le faltaban sus tres personas más importantes. Desveló que iba a marcharse a un sitio ella sola y desde allí ha escrito una carta que ha preocupado a todos. Obregón está en un extraño lugar que prefiere no confirmar para esquivar a los fotógrafos, pero hay varias teorías.
Ana podría haberse marchado a Italia, uno de sus países preferidos, pero hay que tener en cuenta que coger un avión es arriesgado. La prensa sigue sus pasos de cerca y sería muy fácil cazarla en el aeropuerto, por eso suenan con fuerza otros destinos. Cabe la posibilidad de que se haya desplazado hasta Marbella, dónde tiene una casa que diseñó su padre.
Ana cuenta con el apoyo de los medios, pero no puede evitar que especulen con su paradero, por eso hay tantos rumores. Varios medios aseguran que no está en Marbella porque la ciudad le trae demasiados recuerdos. Todo es extraño y nadie sabe si está en España o si ha preferido irse lejos para olvidar que es Navidad, que es lo que quería.
Obregón ha dejado claro que quiere “estar solita” e intentar pensar en otra cosa porque son fechas muy duras. Está claro que no lo ha conseguido porque, esté dónde esté, se ha acordado de sus tres familiares fallecidos. Primero fue su hijo y luego sus dos padres, no sabe qué hacer para calmar el dolor, ni siquiera sus éxitos profesionales le alivian.
Ana Obregón ha confirmado los peores presagios
Ana ha roto su silencio y ha confirmado lo que tantos estaban temiendo: no está atravesando un buen momento. Podría haber pasado las fiestas con sus hermanos, pero quiere vivir el dolor en soledad y se niega a que nadie le ayude. No quiere que el resto de su familia se contagie de su malestar, por eso ha emprendido una aventura tan extraña.
Obregón ha puesto mucho empeño en no desvelar su escondite, pero es cuestión de tiempo que alguien descubra algo. Quizá sea ella la que dé la noticia cuando acaben las fiestas o quizá se calle para poder refugiarse siempre allí.
“Desde pequeñito te encantaba la Navidad, las luces, el árbol y los renos iluminados que poníamos en el jardín. Aún tengo ese gorro de Papá Noel que te acompañaba todo el día iluminando con tu alocada ternura”, le dice a su hijo Aless.
“Es mi primera Nochebuena sin papá, mamá y sin ti. Os pido que no os enfadéis conmigo si ya no puedo celebrarla nunca más, si muero de pena”.
Ana Obregón necesita ayuda
Ana, según contó en el programa de Bertín Osborne, ha renunciado a la ayuda de los químicos. Lo que sí ha hecho ha sido rodearse de buenos amigos, todos quieren estar con ella. El problema es que es una fecha muy señalada y nadie puede calmar su angustia.
Obregón se ha ganado el respeto de todos, su labor es admirable. Muy pocas famosas pueden presumir de seguir siendo una estrella después de tantos años en el negocio.
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